La nueva Odisea

Si le cuentas a una persona que vive en Centroamérica que en Europa muchos jóvenes comparten piso, te miran con extrañeza y te piden "cómo funciona eso". Es algo rompedor e incluso transgresor a su modus vivendi, o al que nosotros vivíamos hace unos cuantos años.

Se vea más normal o menos, vivir así es toda una experiencia y una lotería, puesto que dependerá, por supuesto de ti, pero también de las personas con las que vayas a compartirla.

Durante tres años de los que llevo viviendo en Madrid, estuve en un piso de la calle Peñascales, barrio Fuente del Berro, con dos chicas fenomenales, con las que nos quedó el sello intangible de "amigas para siempre". Una de ellas, que ahora ha vuelto a Madrid, vuelve a la odisea de buscar nuevo alojamiento con otra amiga. Lo decidió el día que se levantó una mañana en el piso en el que vive actualmente, y se encontró en el comedor a dos chicas haciendo el amor (y no porque fueran dos chicas, con una pareja heterosexual habría tomado la misma decisión).

Sí, un ejemplo claro de que viviendo así nunca sabes lo que te vas a encontrar pero lo que hay que pensar en estos casos es que la vivencia te enriquece. Te guste o no el camino, te hace madurar.

Todo lo anterior viene a cuento para deciros que un amigo busca un compañero o compañera de piso en Madrid. Su anterior compañera, una joven de Portugal que trabaja para el Ministerio de Fomento, se le ha ido a la francesa, o como diría un francés, a la española. Por lo que ahora le queda una habitación libre.

Y haciéndole un poco de publicidad, que por otra parte la necesita ante una baja tan repentina, el piso se encuentra en una zona muy buena de Madrid, cerca del metro Manuel Becerra, y tiene un atractivo muy particular: es un ático, con terraza y barbacoa, un baño amplio, reformado, cocina pin-up...

Sin puertas

Solo un pequeño detalle que no se puede esquivar al hablar de él. Excepto la puerta de la entrada y la del baño, no hay más. Eso es... sin puertas, ni preparado para ponerlas, tampoco en las habitaciones.

Aunque aparte de esa pega, el piso es toda una monada. Además, el inquilino que habita ahora ¡es un gran chef!

Sea cual sea vuestra casa: viváis solos, en pareja, en familia, compartáis piso, con amigos, lo importante y lo urgente es que seáis felices. Eso es lo que, al fin de cuentas, te dirá cualquier persona de Centroamérica que se sorprenda de nuestras formas de vida. O lo que tal vez pueda ser, cogiendo el concepto de los clásicos de Ovidio o de Joyce, una nueva odisea.

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