Continúa este relato

¿Os gustan las historias que tienen más de un final?

Os propongo un juego que puede ser divertido. Éste es un fragmento escrito por mí. Se trata de que redactéis, brevemente, unas líneas de desenlace.

** Voy a poner la opción de moderación de comentarios para que nadie pueda ver lo que se haya escrito. Pasados unos días, publicaré todo a la vez.

No hay premio material pero se valorará cada participación, especialmente aquellas que sean más originales y creativas. ¡Todo un reto!

Aquí comienza:

Alguien le dijo que no existía. Entonces, a la mañana siguiente se dio cuenta de que era verdad. ¿Dónde había estado todo este tiempo? Lo único importante ahora era recuperar su existencia. Pese a que aceptó esa circunstancia sin más, era extraño que hasta aquel momento ninguna persona le hubiera advertido de ello.
Una letanía de recuerdos todavía le hacían preguntarse cómo había podido vivir tantos años sin existir. Pero, a la vez, al pensarlo hondamente, le daba risa. Las cosas que no existen también tienen su peso sobre nosotros, como los muertos, se decía. Las cosas que no existen, inequívocamente, también nos atraen...


20 comentarios:

Dos días en Colera dijo...

Alguien le dijo que no existía. Entonces, a la mañana siguiente se dio cuenta de que era verdad. ¿Dónde había estado todo este tiempo? Lo único importante ahora era recuperar su existencia. Pese a que aceptó esa circunstancia sin más, era extraño que hasta aquel momento ninguna persona le hubiera advertido de ello.
Una letanía de recuerdos todavía le hacían preguntarse cómo había podido vivir tantos años sin existir. Pero, a la vez, al pensarlo hondamente, le daba risa. Las cosas que no existen también tienen su peso sobre nosotros, como los muertos, se decía. Las cosas que no existen, inequívocamente, también nos atraen...

angel lago villar dijo...

Hola Marta: ¡Aquí estoy!

Primero, he trasladado tu enlace a "Consultas: Bloogers todos a una" para no interrumpir el ritmo del relato. Si quieres en esa entrada añadir algo más, no lo dudes.

MI APORTACION:
Era su último indicio, nunca había sido material.
Vivía en un ultramundo donde todo era espiritual.
Pero, en ese submundo, Ella ¿Qué era?
Siempre con esa musica en su mente.
Preguntaba, pero nadie le respondía.
Otra vez la música y ese tacto en su cuerpo.
¡¡Un momento!!!
LA, LA, LA
¡¡¡SOY UNA NOTA MUSICAL!!!!

Por fín ,comprendio el motivo de habitar en un piano.

Ángel Lago Villar.

Unknown dijo...

En eso estaba Dios reflexionando cuando otro apóstata subido al cielo también le negó su existencia.

-Sí, no eres el primero que se muestra fiel a sus principios aún en contra de la evidencia..., me parece -le contestó.

Día duro y contradictorio para Dios. En fin, mañana será otro día. Si Dios (o quien sea) quiere...

Anónimo dijo...

¡Qué més daba! Existir no era una cosa que en realidad le preocupara...
Miró a su alrededor; se volvió a ver una vez más envuelto en ese halo de pintura aceitosa; sus ojos le recordaron su condición: un marco de madera lleno de antiguos grabados era el único límite de su pequeña realidad.
Todo este tiempo había estado tan pendiente de la gente que venía a verlo, que olvidó por copleto lo que era: un viejo retrato de Luis XVI abandonado en un museo de pueblo.

Anónimo dijo...

y después de mucho pensarlo recordó el viaje en el Delorian, hete aquí dónde había estado todo ese tiempo...
en el futuro...

Sin saber lo que significaba letanía hasta que lo buscó en la wikipedia y aún así no le quedo muy claro lo de letanía de oraciones...

Arkos666
Pero a pesar de toda la letanía de recuerdos, se dio cuenta que todo lo había creado el diablo, sí, ese personaje que cantó en su día el trolololo (si no se sabe su significado búsquese en youtube) provocando que se subiera en el Delorian para ir al futuro y crear un paradoja temporal (sí sé que para crear paradojas temporales hay que ir al pasado, pero ésta es mi realidad y hago lo que quiero!!!)

保瀬 dijo...

Así llegó a la conclusión de que no es tan importante existir. Cuando tantos lo dan todo por significarse, por creerse alguien, por su momento de gloria y reconocimiento su opción fue la contraria. Disfrutaba de la libertad de no someterse a tan vanos objetivos.
De ese modo, llegó a comprender cuan completa era su existencia.

Anónimo dijo...

…porque brillan por su ausencia.

Pensó en ir a interrogar a los protagonistas de sus recuerdos para recuperar su existencia, para demostrar y demostrarse que sí había existido. Pero desde su nueva o aceptada dimensión ¿cómo podría acceder a los que sí existían? Ahora que le habían puesto la etiqueta de inexistente ¿lo sabría ya todo el mundo? ¿Con qué osadía se presentaría ante los demás para reclamar qué?

Si aquella mañana no hubiera reconocido que verdaderamente no existía ¿aún existiría? A lo mejor la había palmado la pasada noche y era un maldito fiambre, y como en aquella película del niño que ve a los muertos no quería reconocer que ya no era de este mundo. Podría ir a buscar algún niño o a álguien que viera a los muertos para salir de dudas. Y si estaba cadáver ¿a dónde iría? ¿a la luz? Pero este no podía ser el caso, sentía vitalidad en su interior y había que continuar el camino costara lo que costara, entender qué había pasado, saber, saber más.

Todas estas cavilaciones atizaban una y otra vez su cabeza pero no conseguía responderse con celeridad y los nervios cada vez le abrumaban más, así que salió a dar una vuelta por la ciudad.
Caminaba sin preocuparse de la dirección, conocía bien las calles y no se perdería. En algun momento se chocó con un transeúnte, cosa que le tranquilizó porque eso quería decir que su cuerpo no era el de un fantasma que puede traspasar cuerpos y paredes, y era como decir 'hola', hacerse presente de alguna forma, aunque no hubiera obtenido ninguna reacción significativa del otro "chocante". Quién sabe, a lo mejor el otro estaba en lo mismo, a lo mejor también llevaba un par de días preguntándose qué hacer con su inexistencia.

Sin embargo, desde este nuevo punto de vista estaba descubriendo un mar de ventajas, un mar de despreocupación inaudito, respiraba atemporalidad, una sensación ligera y amable que le invitaba a eso, a sonreir pese a "no ser". Le sorprendían sus propias carcajadas cuando la necesidad de poner nombre a su situación le llevaban a pensar en títulos como "la visión del mundo ajena", "el otro lado" o "la cuarta dimensión". Poner nombre… eso era: ¡identificar!
¿Hasta qué punto importaba exisitir o no? ¿Qué había cambiado? ¡Nada!, sólo el saber su nueva condición, bautizarla para comprenderla. Haber existido… ¿para llegar dónde? La gracia yacía en darse cuenta de dónde estaba, no de dónde venía ni qué haría existiendo o no. Saber más… ¿para qué? Bastaba con ser consciente de aquél momento con su sensación, para poder levantar la vista y empaparse de lo que sucediera. Esa era la calma y la confianza que sentía. Así crearía su nueva existencia.
La felicidad brotaba de la capacidad de percibir este momento desde fuera, como si no existiera, sintiéndolo dentro con todo su ser existente.

Ariadna

Khaled dijo...

"...aunque en cierto modo, sentía como mi propia consciencia me advertía que mi existencia era un obstáculo en mi mente. Realmente mi experiencia fué nutrida de nubladas y etéreas vivencias cuyo significado era devaluado con el paso del tiempo, pero al mismo tiempo me llevaba a seguir adelante por mera curiosidad."

Javi dijo...

Pero por más que se aferraba a esos pensamientos, era consciente que ya no podría llevar a cabo todas aquellas cosas que tenía pendientes, sintiendo alivio por aquellas que le daban pereza, y tristeza por aquellas que le hacía más ilusión realizar. Entonces se detuvo, y como todo aquello que no existe, desapareció.

Anónimo dijo...

Y así, una mañana se lanzó a la calle, dispuesto a sentir el azote del frio aire de invierno en la cara. Cualquier cosa que pudiera devolverle la sensación de estar vivo, que activase su consciencia de sí mismo y de todo lo que le rodeaba. Admiró el tenue brillo del sol, semioculto por las nubes, y se maravilló de cuan pelados estaban los árboles. El ruido del tráfico retumbaba en sus oídos y mil olores se concentraban en su olfato. De repente, una sensación húmeda y fría le golpeó en la frente. Una gota de lluvia fresca i dulce, seguida de otras muchas. Y mientras todo el mundo corría a refugiarse o se afanaba en abrir el paraguas y apresuraba el paso, él dió un paso el frente y se sintió más vivo de lo que lo había estado jamás. FIN

Patrícia.

"J'entends toujours ta voix dans le bruit du monde", Paul Eluard

Patricia dijo...

Alguien le dijo que no existía. Entonces, a la mañana siguiente se dio cuenta de que era verdad. ¿Dónde había estado todo este tiempo? Lo único importante ahora era recuperar su existencia. Pese a que aceptó esa circunstancia sin más, era extraño que hasta aquel momento ninguna persona le hubiera advertido de ello.
Una letanía de recuerdos todavía le hacían preguntarse cómo había podido vivir tantos años sin existir. Pero, a la vez, al pensarlo hondamente, le daba risa. Las cosas que no existen también tienen su peso sobre nosotros, como los muertos, se decía. Las cosas que no existen, inequívocamente, también nos atraen...
Y así, una mañana se lanzó a la calle, dispuesto a sentir el azote del frio aire de invierno en la cara. Cualquier cosa que pudiera devolverle la sensación de estar vivo, que activase su consciencia de sí mismo y de todo lo que le rodeaba. Admiró el tenue brillo del sol, semioculto por las nubes, y se maravilló de cuan pelados estaban los árboles. El ruido del tráfico retumbaba en sus oídos y mil olores se concentraban en su olfato. De repente, una sensación húmeda y fría le golpeó en la frente. Una gota de lluvia fresca i dulce, seguida de otras muchas. Y mientras todo el mundo corría a refugiarse o se afanaba en abrir el paraguas y apresuraba el paso, él dió un paso al frente y se sintió más vivo de lo que lo había estado jamás. FIN (por Patrícia Cuní)

Anónimo dijo...

Se dio cuenta de que si quería recuperarse a sí mismo tenía que poner de su voluntad. Que sólo él podía poner remedio a esta opacidad. Aunque le costara horrores, lo iba a hacer.

Creció. Y los años le hicieron más fuerte. Y quiso mucho, y también le quisieron. Triunfó y fracasó, en lo profesional. Una noche recordó que alguien le dijo que no existía. Esbozó una ligera sonrisa. ¿Quién iba a decirlo?

Pau.

Nelly dijo...

Lo primero de todo, pensó, era poder verse a sí misma. Pero como no existía tampoco tenía ojos y no sabía dónde buscar...
Así que medito todo el día y toda la noche siguiente, preocupada en hallar una respuesta.
Al final, comprendió que lo mejor que podía hacer era preguntarle a un buen amigo, y rápidamente se puso en camino hacia...

Saludos!!!:)
Nelly.

Laura Miró Galan dijo...

sobretodo si por no existir conscientemente durante 30 años se pueden recuperar las facultades cognitivas y vitales cuando el plazo de congelación haya terminado. Al llevar a cabo todo el proceso de volver a la vida uno puede verse en un cuerpo completamente conservado habiendo pasado mucho tiempo...
Como ha cambiado todo!
Algunos se han ido y los q están han envejecido mucho!Casi ni reconocí a unos cuantos.
Ni ellos a mi.
Lo más duro es volver a recuperar una propia identidad.Es empezar de cero.Volver a valerse por uno mismo,actualizándose en los estudios, conocer como fucionan ls nuevas tecnologías, lo q está d moda, saber de los sucesos más significativos...increible y duro a la vez.No sé como decidí hacerlo...
Era una prueba piloto, pero si pudiera repetir no lo haría. Me han dejado secuelas, lo peor las lagunas memorísticas.Volver a recordar quien era y sobretodo planterame quien me gustaría ser y sentir que me gusto.Algo que nos planteamos al largo de la vida, pero si ya es lo más difícil que la vida nos ha puesto, supongo que uno puede intuir como lo es habiendo estdo como si no existiera.

La Gata Ciempiés dijo...

¡Hola Marta!

Te acabo de contestar en mi blog.

Por cierto, veo que ahora ya te has convertido en una blogger (o blocaire) pro, ni punto de comparación con el otro... ¡enhorabuena!

Petons!!

Manuel Torres Rojas dijo...

EN PAZ,SE DEJÓ LLEVAR POR EL SUEÑO DE LA VIDA SIN CUERPO. DESDE SU LUGAR DE DESCANSO, PASEÓ SU ESPÍRITU POR LOS CAMPOS QUEMADOS POR LAS LLAMAS.SUS PASOS, SIN PIERNAS, PISABAN LAS NUBES DE LOS CIELOS...ESCRIBÍA, BORRABA, REESCRIBÍA, VOLVÍA A BORRAR Y, ENTONCES, EL ALBA DESPERTÓ EN SU MUNDO SOÑADO Y FUGAZ.
( te regalo mi final para tu relato)

Dra. Marta Fernández dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dra. Marta Fernández dijo...

Dubitativa, decidió observar, palpar, investigar, admirar todo aquello nuevo que le rodeaba. Se pudo percatar en ese momento que estaba envuelta de una borra gelatinosa que le limitaba su movimiento, que le mantenía unida a esa crisálida que había sido su hogar durante sus últimos días de vida. Decidió moverse, deshacerse de esa prisión en la que había estado aletargada durante tanto tiempo.

Paso a paso, poco a poco pudo inicialmente mover una pata, limpiarla de esa sustancia amorfa que impregnaba su diminuto cuerpo. Aleteando, salpicando, chapoteando consiguió limpiarse y salir de su escondrijo, alzando la cabeza hacia el cielo. Los rayos de sol la cegaron momentáneamente, pero fue en ese preciso instante cuando advirtió dos enormes apendices en su espalda que intentaban desplegarse, inicialmente sin éxito. Perseverante, consiguio desplegar sus brillantes y coloridas alas, y embriagada de una energía que nunca antes habia sentido, logró alzar su primer vuelo.

Emilio dijo...

Antes que nada, tenía que buscarse un nombre, algo para poderse llamar en sus propios pensamientos, algo que le diera personalidad y en el fondo, existencia. El hecho de estar muerto no era muy cómodo para poder ejercitar el cerebro ya que la inactividad neuronal no ayudaba a la hora de poder pensar y, menos aún, recordar.
Hizo un esfuerzo por imaginarse su vida antes de estar muerto o, mejor dicho, no muerto, pero nada le venía a la mente. Lo único que estaba claro era que sentía, percibía, veía e incluso olía las cosas de otra forma. El hambre era lo único que crecía en su mente, pero por fortuna era capaz de someterlo a su voluntad.
No recordaba cómo había llegado a aquel estado y antes que nada tendría que encontrar respuestas al hecho que pudiera estar caminando nuevamente cuando físicamente era imposible. Se miró al espejo y después de sobreponerse a la imagen que ese cristal le devolvía, sonrió y se dijo: Tengo cara de Emilio.

Anónimo dijo...

Reia perquè s’ho volia prendre amb humor; no li serviria de res pensar que s’havia equivocat de mig a mig. Totes les persones l’han cagat alguna vegada i el millor que han pogut fer l’endemà és començar de nou, amb més força que mai, i la lliçó ben apresa.

Al Joan li faltava poc per fer 30 anys, i tenia una bona feina. Estava orgullós de com li anaven les coses, tot i que sempre pensava que havia de millorar, no estancar-se, seguir i seguir fins a arribar ben amunt. Tothom lluitava per arribar a ser algú, malgrat les limitacions. De fet, ell en tenia moltes, de limitacions, i precisament per això havia lluitat el doble i havia estudiat molt bé la manera d’aconseguir el que volia.

Era simpàtic i atent, però amb les noies la cosa no acabava de rutllar. Havia passat mitja vida buscant la noia perfecta, i ara s’adonava que no existia. N’havia conegut moltes; havia tingut novietes que li duraven poc, però també nòvies oficials. Però la cosa mai acabava de funcionar.

Quan sortia amb els amics, acabaven sempre al mateix bar. I allà, entre converses més o menys intranscendents i cerveses, de sobte, alçava el cap i la veia. I li semblava la més interessant, la més guapa, la més simpàtica, la més llesta... I la coneixia, i ella encara era la més llesta, la més simpàtica, la més guapa i moltes altres coses. I, inevitablement, se n’enamorava. Però al cap d’un temps la relació començava a anar malament i ell veia que s’havia equivocat. Ella ja no era com s’havia imaginat i, probablement, no ho havia estat mai. L’únic que volia era passar pàgina.

Se sentia desconcertat, perdut. El Joan s’havia perdut moltes vegades i al final va entendre que buscant allò que no existeix et pots perdre. Les coses que no existeixen, inequívocament, també ens atreuen... sovint molt més que les que podem palpar.